!El grito de Pena!... Perdon de Peña, acarreados, aguado, abucheado, con rechiflas y se olvidó de Zapata

Ciudad de México, 16 de septiembre.- Por fin, a las once de la noche de ayer, el Presidente Enrique Peña Nieto gritó: ¡Viva México! y el sonido de la rechifla y los abucheos empañaron el coro tradicional de
su primera arenga en el Balcón de Palacio Nacional.
Acompañado de su esposa, Angélica Rivera

-en vestido verde-, y los seis hijos de ambos, salió al balcón de ese recinto del poder Ejecutivo en una ceremonia muy breve que ni siquiera alcanzó un minuto. Le gritó vivas a los héroes de la Independencia, pero no a Emiliano Zapata -caudillo de la Revolución- como hicieron sus predecesores desde Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
Unos 50 camiones con placas de Cuautitlán Izcalli, Nicolás Romero y otros municipios del Estado de México, además de Tepeji del Río, Hidalgo -donde gobierna el PRI- llegaron desde las 18:00 horas a las calles que rodean el Centro Histórico y su imagen, difundida en las redes sociales, integraron un argumento para indicar que a la fiesta de Independencia habrían asistido “acarreados”.
Así transcurrió el primer Grito de Enrique Peña Nieto. El Zócalo relucía de limpio, pero dos elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, apostados en Madero e Isabel la Católica, confesaron cansancio acumulado. Dijeron que desde la tarde del viernes se dedicaron a resguardar este cuadro. Que por participar en el desalojo del plantón de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) fueron felicitados por los mandos superiores, pero que era la hora en que el sueño no había llegado.
Un video dado a conocer por Youtube parece confirmar las versiones de la presencia de “acarreados”. Ahí aparece que cada uno de los que asistieron, además de recibir alimentos y otros regalos, fueron pagados con 350 pesos, cada uno. A las personas de Ecatepec se les habría pedido portar camiseta roja. Las transmisiones en vivo los mostraron con sombreros similares.
La agencia Cuartoscuro también documentó el acarreo de personas desde el Estado de México.
En la noche del Grito hay dos extremos en la calle de Madero de la Ciudad de México. En un costado, el balcón del Palacio Nacional le da la cara al Zócalo con los colores patrios colgados. La familia del Presidente aparece de gala. En el otro, el Monumento a la Revolución tiene luces y está acentuado ese brillo como de latón que lo distingue entre los edificios del Centro Histórico. Al monumento, lo rodean cientos de casas de campaña que integran el campamento de los maestros de la CNTE, opuestos a la Reforma Educativa y desalojados del Zócalo capitalino la tarde del pasado viernes.